sábado, 29 de septiembre de 2007

El Termómetro.

Asi le llama el cubano ya, en el habla popular a este ingenio, que ha venido a crear más problemas que los que resuelve, eso sin olvidar el consumo. Le han bautizado "El Termómetro" por la de veces con que se va y regresa del mecánico con esta hornilla eléctrica para su reparación, de manera que la llevan y la traen debajo del brazo, como el archiconocido medidor de la temperatura, quizás a similitud de este, en el caso cubano en particular, mide la temperatura del sistema dictatorial, a juzgar por la anécdota contada, es fiebre más allá de los 40º grados, nada, que el paciente se nos muere irremediablemente, para bien de todos, diría yo, contrario al deseo natural sobre este punto
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