jueves, 6 de diciembre de 2007

Allarde en la Habana.

Juan Jacomino, destila su neurona para elogiar a Jean Guy Allard en un artículo de la abuelita. Allard es personaje de reciente aparición en la lista de los firmantes de artículos de la ancianita decrépita.
Luego de interesarme y preocuparme, pues resulta a más de una incoherencia, interesante, como un periodista metamorfosea de un medio capitalista a uno dictatorial, arribé a las siguientes conclusiones; primero, se aseguró de tener retiro en el país de origen, luego que se conoce el monstruo cubano, es bueno tener a mano suficiente para subsistir en la miseria cotidiana que depara a los cubanos. Ya con esto resuelto, se arrimó a la dictadura para serle un súbdito elocuente, esta en pago, financia los viajes a diferentes países, por diferentes motivos, y le permite el acceso a Internet, denegado para el cubano de a pie, es tan amplia la red y demócratica que le sirve al mismo Jean Guy Allard en sus trabajos, aparte de otras dádivas para aquellos que como dice el cubano, están pegados a la teta de la vaca, lo anterior confiesa al periodista Jacomino, debiera ir más allá, por respeto a la decencia y señalar de paso, la realidad cubana bajo la dictadura imperante, que niega acceso a la información a sus nacionales, pero no, eso sería asegurar la salida expédita, como ha sucedido a los extranejros que han osado criticar a los sátrapas, en el caso cubano, venezolano y boliviano.
Mientras, el señor Allard sonríe en la foto, como las hienas, participando del festín diario de la dictadura almorzándo y comiendo los derechos de los cubanos, la misma dictadura que encarcela a aquellos que han reclamado esos derechos, la misma dictadura, que ha provocado la emigración de cubanos a través de un mar infestado de tiburones y que este año, superará el record anterior.

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