Lázaro barrena sin éxito.

Ayer la abuelita, público un extenso mamotreto del cuasi periodista Lázaro Barredo, sí, el mismo en coautoría del bodrio El Camaján, si algo tienen en común los escritos de Barredo es lo tendenciosos y llenos de pruebas ficticias, cogidas por los pelos, a más, el señor Barredo, uno de cuyos hijos huyó del sistema que el defiende y con quien el mantiene comunicación, pues ya ha pasado a mejor vida la época aquella de prohibiciones de contactos entre familiares de distinta situación geográfica, siendo sustituída habilmente, pues el señor Barredo tiene el tejado de vidrio.
Dudoso en su texto y más aun en sus fotos, que parecen hechas con aquellas cámaras de cajón, en blanco y negro y poca definición, en El Camaján, intentaron, sin mayor éxito como puede deducirse de la situación actual, denigrar a un disidente cubano; otro tanto pretende en este bodrio abuelístico. Ya de tanto ir al pozo, el cántaro de sembrar la discordia y la sospecha, se ha roto permanentemente. Aun en el caso extremo de ser medianamente ciertas las afirmaciones sobre Sánchez Santa Cruz, no existe persona en posición de juzgar en el contexto cubano sin caer en la injusticia, cada cual carga su cruz en esta isla cuando se es oponente del gobierno, las diferencias quedan para la historia futura, los chismes, que los ventilen los que vienen detrás, en una sociedad cubana que pueda dedicarse a esos menesteres, está bien claro que el momento es de unidad, como siempre lo fue, unidad para lograr objetivos, no para imponer criterios o hacer especulaciones, hay un objetivo, como lo hubo en el 68, en el 95, luego en la República cuando un dictador se ha apoderado del poder y debe existir siempre que los derechos sean conculcados, que la libertad disminuya o merme en cualquier país, el objetivo de la libertad, el primero, por encima de diferencias o aferencias que existan, luego que exista la libertad, hay cabida para lo demás, para el resto, para las mundanales acciones del ser humano.