domingo, 25 de mayo de 2008

Razones para creer.

Luego que procesamos, no todos, los datos que recopilamos a traves de la información percibida por los sentidos, podemos formarnos una idea o criterio, en ello influye y determina, la cantidad y la calidad, preferiría la calidad, pero no abunda mucho ella entre el cúmulo creciente de información que percibimos; por supuesto, los receptores son mejorados en el proceso, aprenden a distinguir de a poco, a perfeccionarse en el ejercicio de procesar con resultados mas o menos ciertos, la certeza a su vez, nos lleva a formar criterio, opinión, gustos, etc, según sea el caso en particular.
Visto los hechos, he comprobado lo siguiente; valga aclarar que es definitivo, al menos en el plano personal, puesto que no comteré la imprudencia de proclamarme o erigirme en profeta o adivinador del futuro, el cual sigue siendo incierto cuando de períodos extensos se pretende adelantar, hecha la aclaración expondré los detalles, detalles reveladores, trascendentes porque definen la sustancia que compone el asunto.
Me declaro por convicción de derechas, es más, declaro que la izquierda como la hemos conocido y penosamente tiende a mantenerse por naturaleza, es retrógada, incongruente y contraproducente, todo esto al unísono; asi, la historia nos muestra por ejemplo, que la izquierda es un individuo o una reducida cantidad de estos en particular, según el período de que se trate, cuando se refieren a logros u objetivos alcanzados, obvian a la parte que ha llevado el peso de las dificultades, hacen referencias a estas, pero veladas e insulsas. La diferencia que delcaro en lo anterior, es tangible por ejemplo, durante la Segunda Guerra Mundial, la izuiqerda para referirse a este período histórico, habla de personalidades específicas, la historia contada por la derecha, la cual constituyen innúmeros elementos, hace referencia mayor a quienes participaron y fueron mayoría, los soldados; mientras los soviéticos de aquella época, mataban inmisericordemente a quienes retrocedían, en los ejercitos aliados, la responsabilidad por el compañero que estaba al lado, no defendían un sistema en particular o unos cuantos aferrados al gobierno de mala manera, no, el sistema eran ellos allí, en ese campo de batalla, nada era tan importante o crucial, como defender el uno al otro; mientras, los soviéticos apelaban pistola en mano a principios y moralidades que no existen en medio de la violencia de una guerra. Luego del conflicto, hasta hoy, se ha develado esa izquierda como la autora de violencias brutales contra la humanidad, de conculcación de derecho y represión por cualquier método contra los propios nacionales en los países donde se ha entronizado en el poder. Pertenecer a la izquierda, es renunciar al libre albedrio, consumarse y consumirse en un estado perenne de idolatría, más allá de razón o deber; esquivar con subterfugios propios de la mente humana, el raciocinio y el conocimiento de las cualidades y las relaciones de las cosas mediante el ejercicio mental.
Mientras, usan de extensa e intensa propaganda proclamando lo que no son ni serán, por la imposibilidad humana de sus proposiciones que se demuestran en ellos mismos y en la pobreza de convencer con sus argumentos a los componentes de las sociedades que se han desarrollado a cotas mas altas del conocimiento y la convivencia. Baste que se desarrolle la cultura, la comunicación y la ciencia, para ver al desnudo la calaña o la mala entraña de que están hechos.
Esa misma izquierda, se devela pariente cercana de los dogmáticos, los fanáticos y otros grupos humanos, que manipulados a conveniencia, como mismo ejecuta la izquierda, son usados para ir contra el prójimo, sin el menor respeto por la vida.
Mientras la izquierda entona canciones para ensalzar la muerte, reverenciar personas ya idas y revisar la historia para convulsionar regiones; la derecha deja a la sociedad seguir su curso propio en esto, sociedad esta que canta a la vida y receurda con medida y mesura a aquellos que se fueron en el deber, pero siempre con la vista adelante, sin pretender culpar o achacar lo pasado a los presentes o futuros hombres. No hay dignidad en la adoración, ni prestancia en la entrega total; si una vez el ser humano dió el salto que nos convirtió en lo que somos al alzarse sobre su pies, muchos hoy día, se alzan en sus mentes a la dignidad y el respeto, quien sabe si es ya para el próximo salto, el de un mundo de paz y armonía, eso creo y espero.

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